Descubriendo la casa de Lope de Vega


       Félix Lope de Vega (Madrid, 1562-1635) es un de los autores más reconocidos del Siglo de Oro español. Su vida se desarrolló entre los siglos XVI y XVII, a lo largo de las monarquías de Felipe II, Felipe III y Felipe IV; de modo que fue testigo tanto del mayor auge del Imperio español como del lento declive de su hegemonía. Tomó parte de la batalla que anexionó a la Corona los últimos territorios pendientes en las Azores. También dijo haber participado en la expedición de la "Armada Invencible" contra Inglaterra (aunque no se han encontrado pruebas fehacientes de que embarcara). Hizo teatro para las Cortes, que luego pasó a los corrales. Rompió los esquemas con su forma de hacer comedias en su rechazo de las unidades clásicas. Innovó, escribió mucho y no dejó de referirse a las letras como una "pasión ingrata", que le condenó siempre a vivir con estrecheces.



Retrato anónimo de Lope de Vega (c. 1627). 
Expuesto en el Museo Lázaro Galdiano, Madrid.


Apodado el "Fénix de los Ingenios" por su prolífica obra (más de más de 1.500 comedias, 3.000 sonetos, novelas, epopeyas...), la vida de Lope fue tan rica y variada como su producción literaria. 

En 1562, apenas un año después de que Felipe II trasladase la Corte a Madrid, tornando la ciudad en la capital de un imperio que abarcaba media Europa y América, nació Félix Lope de Vega y Carpio. Desde niño demostró una inteligencia prodigiosa. Se cuenta que a los 5 años ya sabía leer y escribir en latín y castellano, y que antes de los 12 ya componía comedias. Inició sus estudios en el prestigioso Colegio Imperial de la Compañía de Jesús. Con 15 años ingresó en la Universidad de Alcalá de Henares. Nunca fue buen alumno, lo que no minó sus ganas de conocimiento. Así y todo, abandonó sus estudios para embaucarse en un viaje por tierras castellanas, yendo atrás de una mujer. 

Las historias de sus desvaríos amorosos fueron frecuentes y feraces. Destacó por ser un hombre pasional, impetuoso. Un mujeriego impenitente. Incluso llegó a ser encarcelado por difamar a una de sus examantes, Elena Osorio, y lejos de retractarse, siguió calumniándola desde prisión. Él mismo llegó a definirse de la siguiente manera: “Yo he nacido en dos extremos, que son amar y aborrecer; no he tenido medio jamás”. De esta suerte, tuvo un par de esposas, innumerables amantes y una vasta prole. En sus últimos años, arrepentido por tales excesos, apenas se ausentaba de su casa para ir a rezar y a confesarse a la iglesia.

Con la intención de iniciar una etapa más apacible, centrada en el trabajo y la familia, Lope compró una sencilla casa con jardín de la calle Francos (hoy calle Cervantes). Allí se instaló con su segunda esposa, Juana de Guardo, ya enferma, y el hijo que tuvieron juntos, Carlos Félix, siendo aún pequeño. Corría el año1610, tenía 48 años. En aquel entonces ya era un autor consagrado, además de secretario y protegido del poderoso duque de Sessa. Con todo, la serenidad que buscada no llegó a asentarse, pues 3 años después volvió a quedarse viudo, perdiendo a su vez a este hijo. Sumido en la tristeza y la religiosidad, se ordenó sacerdote. A pesar de ello, no logró deshacerse de sus viejas costumbres, volviendo a entregarse a una última amante, Marta de Nevares, una mujer casada. En esa misma casa permaneció hasta recibir la muerte en 1635, a los 72 años. 

Casa Museo Lope de Vega 

Foto del dintel de la puerta de la Casa Museo, en la que aparece tallada en granito la siguiente frase en latín:  “Parva propia magna / magna aliena parva” (Lo pequeño, siendo propio, es grande / Lo grande, siendo propio, es ajeno).

Foto del dintel de la puerta de la Casa Museo, en la que aparece tallada en granito la siguiente frase en latín: 
Parva propia magna / magna aliena parva” (Lo pequeño, siendo propio, es grande / Lo grande, siendo propio, es ajeno). 


En pleno centro histórico de Madrid, en el Barrio de las Letras (en que vivieron otros grandes literatos como Cervantes, Quevedo, Góngora o Tirso de Molina), la Casa Museo Lope de Vega se ubica en el edificio donde el escritor pasó los últimos 25 años de su vida. Fue en este periodo cuando escribió muchas de sus grandes obras, como La dama bobaPeribáñez y el comendador de OcañaEl perro del hortelanoEl castigo sin venganzaFuenteovejuna

La creación de la Casa Museo Lope de Vega fue impulsada por la Real Academia Española, que adquirió su titularidad en el año 1931. En aquel momento, se emprendió un primer proceso de restauración con la intención de convertir el espacio en un museo, logrando recuperar la apariencia de la fachada original, así como la distribución y las dimensiones de las estancias interiores. Dichas obras tuvieron lugar entre principios de 1934 y finales de 1935. La reforma estuvo dirigida por el arquitecto Pedro Muguruza Otaño, a partir del proyecto oficial de Emilio Moya. No satisfechos con la exposición de los objetos personales de Lope, se quiso completar el contenido del museo con obras de arte, mobiliario y ediciones bibliográficas de la misma época, provenientes de otros museos y colecciones; como el Museo Nacional del Prado, el Museo Arqueológico Nacional, la Biblioteca Nacional, el Convento de las Trinitarias, etc. 

En el año 2007 se cedió la gestión de la Casa Museo a la Comunidad de Madrid, que se ha encargado de su mantenimiento desde entonces. Desde su reapertura en 2009 (tras la remodelación de la planta baja), la nueva administración ha tratado de convertir el museo en un lugar al servicio de los ciudadanos, a través de la programación de distintas actividades: recitales poéticos, presentaciones de libros, encuentros literarios, conferencias, talleres infantiles, representaciones teatrales y cine de verano en el jardín. Estas iniciativas buscan generar interés acerca del Siglo de Oro español y su literatura, abriendo las puertas a la morada del famosísimo poeta y dramaturgo, en la que aún se respira el ambiente en que vivía. La entrada es gratuita, pero requiere reserva previa, dado que solo se puede transitar la casa mediante visita guiada, que dura cerca de 35 minutos. El horario de apertura es de 10:00 a 18:00, de martes a domingo. 

A continuación, os presento en qué consiste el recorrido, empezando por la planta baja:

El vestíbulo o zaguán



Nada más entrar, nos encontramos en un amplio recibidor, con la boca de la escalera que sube al primer piso a la derecha y, al fondo, bajo un arco de medio punto, la verja que da paso al jardín, que es la única parte de la casa a la que se puede acceder libremente. Es en este vestíbulo donde esperamos al guía que nos acompañará durante la visita.   

El jardín y huerto  


Lope de Vega disfrutaba mucho cuidando de las plantas del jardín y cultivando el pequeño huerto de su casa. En su correspondencia y sus epístolas podemos observar el especial aprecio que sentía por este rincón, que también retrató en sus versos: 


Que mi jardín, más breve que cometa
tiene sólo dos árboles, diez flores, 
dos parras, un naranjo, una mosqueta.

En la época de su esplendor, constaba de algunos árboles (naranjos, laureles, un granado, un ciprés y una higuera), muchas flores (rosas, jazmines, lirios, madreselvas...), vegetales (como espárragos y alcachofas), gallinas y una jaula en la que siempre trinaban pájaros.

El oratorio


Habiendo subido ya a la primera planta, vemos el oratorio, que se sitúa en un espacio preeminente de la casa; además de ser la estancia más ricamente ornamentada. Aunque ya hubiese un oratorio antes de que Lope se ordenase sacerdote, la habitación fue renovada cuando empezó a celebrar en ella la misa diaria, en el año 1614. En su centro destaca un altar de madera de pino y un retablo de talla, con la imagen de San Isidro, patrón de Madrid. A la derecha, sobre la mesa, descansan los objetos de culto, como las sábanas del altar, los candelabros o el cáliz. También resaltan distintos cuadros y estatuillas de figuras religiosas, como el Niño Jesús, la Virgen María y el Ecce homo (Cristo después de ser flagelado, con la corona de espinas).




El estudio

El estudio de Lope de Vega consiste en un cuarto espacioso y soleado, con tres ventanas que miran al exterior. Está dividido en dos ambientes. En primer lugar, la zona del escritorio donde se  sitúa su mesa de trabajo, en la que concibió las obras de madurez de su teatro, como El caballero de Olmedo o La Dorotea. Justo detrás están las estanterías, que solían albergar 1.500 volúmenes. Actualmente se exponen 418 tomos, procedentes en su mayoría de la Real Academia y de la Biblioteca Nacional. A su lado cuelga un lienzo con el Retrato de Lope, vestido con el hábito sacerdotal y la mano izquierda apoyada sobre algunas de sus obras. En el otro extremo de la habitación se encuentra el brasero, en torno al cual el poeta recibía sus visitas. Es probable que la estancia estuviese mucho más amueblada y decorada que como se conserva ahora. Con todo, entre sus adornos hoy destaca un retrato de Sor Marcela, su hija, ya cerca de los sesenta años y vestida con el hábito de las Trinitarias.


El estrado


El estrado se sitúa junto al estudio. Era la sala empleada por las mujeres de la familia para recibir visitas o reunirse a coser y bordar, normalmente sentadas en el suelo, sobre almohadas de terciopelo rojo. Se trata de una habitación con la tarima forrada de tela y un tapiz y un espejo en la pared. La regentaron sucesivamente la segunda esposa de Lope, Juana de Guardo y, después de su muerte, Marta de Nevares. En estos cuartos siempre había también un brasero, taburetes y una mesa para escribir.







La alcoba de Lope

El cuarto de Lope es el más pequeño y apartado de la casa, con una decoración muy austera. Hay una urna dorada y policromada colgando de la pared, que contiene una pequeña talla de San Juan Bautista. También encontramos una pila de agua bendita, una mesilla de noche y los útiles de aseo (jarra, jofaina y bacía). A los pies de la cama existe un ventanuco que da al oratorio. Así, al caer enfermo, el poeta pudo seguir asistiendo la misa sin levantarse del lecho en el que descansaba. 

La cocina

A la hora de emprender las restauraciones de la casa no se encontraron evidencias que señalaran el lugar donde se situaba la cocina. Lo más probable es que estuviera en la planta baja, por una cuestión de cercanía al huerto y al pozo. Con todo, la reconstrucción de esta habitación se hizo en la planta superior por motivos de orden museístico. En todo lo demás, es una representación fidedigna de lo que sería una cocina de la época; con sus perolas, platos de cerámica, cántaros de aceite, tinajas, tenacillas y demás enseres. También se incorporó un fogón bajo y abierto y un armario de alacena.


El comedor

Se cuenta que a Lope le costaba despegarse de su trabajo para sentarse a la mesa a comer con su familia. Para convencerle, hacía falta llamar a su hijo Carlos Félix, que le tomaba de la mano y le guiaba hasta el comedor. La estancia consta de mesa, silla, alacenas, dos candiles y algunos bodegones (depósitos del Museo del Prado).




La alcoba de las hijas

La última habitación de la primera planta es el dormitorio de Feliciana y Antonia Clara, hijas de Lope. La cama azul se atribuye a "Antoñica", la pequeña; mientras que la verde parece ser de Feliciana. Al igual que en el cuarto de su padre, la decoración es bastante sobria. Apenas se observa una mesa de frailera con su sillita, una pila benditera y un cesto de mimbre para la costura. Fue en esta estancia donde se produjo el rapto de Antonia Clara (en 1634), uno de los episodios que más atormentaron al poeta en sus últimos años. 

El cuarto de huéspedes

Inaugurando la segunda planta se encuentra el cuarto de los huéspedes, en el que se alojó durante una larga temporada el capitán Alonso Contreras. La habitación se ha recreado inspirándose en este personaje, colocando la capa y la espada sobre la cama y, a su lado, un baúl de viaje. Dicha decoración se completó con otros muebles de la época, como taburetes y sillas. En sus memorias, el militar describió esta estancia con mucho agradecimiento:  "Sin haberle hablado en mi vida, me llevó a su casa (...) Y me tuvo por su camarada más de ocho meses, dándome de comer y cenar, y aun vestido me dio. ¡Dios se lo pague!".

La alcoba de los hijos

Esta es la habitación más espaciosa del segundo piso, en la que dormían los hijos varones, Carlos Félix y Lope Félix o, en su defecto, Marcela antes de ingresar en la orden trinitaria. En ella encontramos una cama verde con dosel y una cuna de madera, sobre la que descansa un cinturón lleno de amuletos de protección. También podemos observar un escritorio, un arca y una mesilla de noche.
Vista de cerca del "cinturón de la suerte".

La alcoba de las sirvientas

Por último, conocemos la habitación de las sirvientas, que debió de situarse en la planta baja o en un cuarto abuhardillado como el que presenta el museo. El escueto mobiliario está compuesto por dos catres cubiertos con colchas de lino, un candil, un grabado, dos taburetes y una estera. Se conocen los nombres y algún detalle de las mujeres que vivían en esta estancia; como Lorenza Sánchez, la cocinera, o Catalina, a quien Lope se refirió en ocasiones como "la malhumorada". 



De esta manera, damos por finalizada la visita, habiendo entrado en contacto con la cotidianidad de un gran artista de la Historia Moderna de España para sentirnos, al menos por un momento, dentro de su mundo. ¡Espero que hayáis disfrutado de este pequeño resumen y que os animéis a conocer la Casa Museo por vosotras mismas! 



Bibliografía:
Vega, Lope. n.d. “Casa Museo Lope de Vega | Comunidad de Madrid.” Comunidad de Madrid |. Accessed October 20, 2024. https://www.comunidad.madrid/centros/casa-museo-lope-vega.
Vega, Lope, and Guiomar Huguet. 2023. “Lope de Vega: vida y obra del genio del teatro español.” Historia National Geographic. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/lope-vega-escritor-mas-mujeriego-siglo-oro-espanol_18674.
Vidal-Folch, Ignacio. 2015. Casa Museo Lope de Vega: guía. N.p.: Comunidad de Madrid.







Comentarios

Entradas populares