Garcilaso de la Vega, Tasso y Bembo
El Siglo de Oro español tuvo como uno de sus máximos exponentes a Garcilaso de la Vega, poeta renacentista que vivió en el primer tercio del siglo XVI. Casi coetáneos y con rasgos similares (aunque pertenecientes a una distinta geografía) nos encontramos a Torquato Tasso, poeta italiano de la época de la Contrarreforma; y Pietro Bembo, humanista veneciano. A continuación, voy a analizar tres poemas de estos autores. Tomando como referencia el soneto de Garcilaso, voy a tratar de resaltar las similitudes y las diferencias que los otros dos guardan con éste.
Los tres poemas tratan el tema del "carpe diem". Más concretamente, utilizan este tópico dirigido a mujeres jóvenes ("collige, virgo, rosas"). Se trata de una incitación a gozar de la juventud y la belleza (ambos dotes irrecuperables) mientras aún se posean. Las invitan a disfrutar del amor (simbolizado con la rosa) antes de que se escape con el paso del tiempo, inexorable. Sin embargo, pueden apreciarse matices diferentes.
Empiezan esencialmente igual: con la descripción de la dama, de la "donna angelicata". En todos se aprecia un dualismo entre lo rojo y lo blanco, lo ardiente y lo sereno, lo pasional y lo puro. Este contraste está muy marcado y se repite reiteradamente. Somos capaces de visualizar a la doncella de la que nos están hablando. Su melena rubia, ondeante con el viento; su tez clara, sus mejillas sonrojadas y sus labios rojos. Es grácil y elegante. Divina. No obstante, bajo mi punto de vista, los sentimientos que despierta en cada uno de los poetas es muy diferente.
Bembo parece hablar desde el enamoramiento, va más allá de lo superficial y enumera esas cualidades con mucha más emoción y devoción ("ojos dulces más que el sol brillantes", "voz, que parece armonía divina"). Tanto es así que, a diferencia de los otros dos, ni siquiera emplea el "tempus fugit". No es severo con ella, no utiliza sentencias amenazadoras. Simplemente alaba sus virtudes, embelesado. Asimismo, la caracterización que hace es mucho más personal; le está hablando a un a mujer de carne y hueso, no a un mero concepto. Aunque la esté idealizando, me da la impresión de que se dirige a alguien con nombre y apellidos, no a una "donna angelicata" cualquiera.
De forma completamente opuesta, Tasso hace un esbozo escueto y generalizado (se refiere a las jóvenes en plural) y pasa directamente a alertarlas sobre lo que les espera. Lo hace de forma tosca, brusca ("coged, necias, la flor rápidamente"), sombría ("el campo convertir árido y triste") y dramática ("cada cosa veloz a su fin corre").
Garcilaso, por otro lado, podría considerarse un punto medio. Se detiene más en dibujar a su amada, pero obtiene un retrato figurativo, persiguiendo un fin estético. También las advierte con más mesura y delicadeza ("coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre", "Marchitará la rosa el viento helado").
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